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Un soplo de brisa fresca

A UNA MARÍA…

A UNA MARÍA… Se muestra como una flor
en toda su hermosura,
aunque con la humildad de ignorarse
portadora de tanta belleza.
Esgrime la osadía
del que a menudo ha perdido,
y nada teme, pues nada le queda.
Hace un guiño a cada amanecer,
con gesto entre malicioso e ingenuo,
- pero siempre desafiante- ,
y lo dirige al destino, empeñado
en mantenerla acorralada.
Lleva en la mirada siglos de sabiduría,
transmitida por generaciones
de hembras valerosas; herencia
afortunada a veces, otras pesado lastre.
Y así, un poco ángel y un mucho hija de Eva,
María, con el alma en los ojos,
y los puños fuertemente apretados,
se arroja a diario en brazos de la vida. ®

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