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Un soplo de brisa fresca

ADIÓS

Caliente todavía el hueco
que ocuparon nuestros cuerpos
entre sábanas revueltas,
esta noche de mayo,
los ojos se entreabren,
a la aurora.
El tic tac del reloj recuerda
que corre el tiempo veloz
en nuestra contra.
Y mis manos te enredan,
en un alarde de ternura,
por retenerte aún unos instantes.
Llega la ceremonia del aseo
y te acompaño,
y en la hora del desayuno amargo,
-hoy los dulces no endulzan-.
Es tu sonrisa mármol
y es hielo tu mirada.
En silencio, me llevas a la estación.
Te digo “ve con cuidado”..
no te digo “es el fin”,
¡para qué...si lo sabes!
De puntillas, para estar a tu altura,
te abrazo con desgarro,
tus labios en los míos,
y no se para el tiempo,
pero hoy, se ha muerto mayo…
Con premura, como el que huye
de la escena de un crimen;
nos separamos.
Después, vacíos andenes,
ojos velados por lágrimas secas,
y sueños sepultados.

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