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Un soplo de brisa fresca

La poesía de MAYBELL LEBRON

La poesía de MAYBELL LEBRON

ÉXTASIS

Mira estamos vivos.
Siento la savia oscura galopar en mis cauces.
La luz borra quimeras
-huéspedes de párpado ceñido-
y dibuja sin prisa tu contorno olvidado.
El nácar de la arena tramonta el aire y se deshace.
En la playa las huellas son testigo.
Mi aliento y tu cuerpo palpitante repican:
Ya ves
estamos vivos.

ENCUENTRO

La impavidez mentida de la máscara
esconde una violenta llamarada
y aviva un estertor de triste risa
en la cuenca severa, fiel, precisa.
Bajo alado antifaz la azul mirada
recoge su dolor. Arrebatada
visión de noches sin destino cierto
en búsqueda febril de ansiado puerto;
de amarras que reaten su alegría
y borren la forzada simetría.
Máscara y antifaz ruedan silentes
y el calor de la piel los labios sienten.


CERTEZA

Tirita el bulto leve.
No más
el blando levitar en savia ajena.
Una niebla exigente
achica la pupila azul
y ciega.
Extraña suerte.
En el silencio blanco
su virgen dolor grita
al par que un latido recatado
monótono comienza
su andadura hacia la muerte.
A veces
ese suave golpeteo
me alerta que estoy viva
y me pongo a pensar
en el silencio
(ausente de parajes conocidos)
al que habré de llegar
desarropada
sin túnica ni carnes
ni razón de desvelo.
Certeza inexorable
de lánguida grisura de fogata
buscadora de cielo.
A qué contar las horas
de indomables relojes.
Jinete de quimeras
engendro de lo alto o del infierno
me asomaré a tu umbral
al compás de la mano en movimiento.
O al saber
que el amor ha prolongado
su gloriosa simiente
en cantos nuevos.
No creo en la negrura;
jamás termina el día en el abismo.
Estoy segura: en mí
será lo mismo.

PÉNDULO

Oscila la balanza imperturbable,
la aguja, sin hallar sosiego, queda;
si la vida, fugaz, se muestra amable
celajes de dolor traban su rueda.
Ayer fue ya, no hay nada más que pueda
reiniciar la aventura inacabable.
Hoy, con calma, contemplo el duro sable
que me espera al final de la vereda.
Ese nuevo mañana es todo mío,
haré que vibre y me hundiré en su abrazo
soñando eternidades no soñadas;
y de mis venas, cual feraz rocío,
húmedo, azul, estamparé mi trazo:
las palabras de amor, resucitadas.

POETA

Es un poeta.
Aislada en un bloque de cemento
la voz baja de tono
rebota en las paredes muertas
bajo la luz fingida
teñida de vergüenza.
Afuera
despiertan las estrellas
en triunfal interludio.
En la terraza cálida
un hombre
mira el cielo.

Maybel Lebron es poeta y escritora de cuentos. Aunque nació en Córdoba (Argentina), vive en Paraguay (Asunción) desde 1930. Es miembro del Taller Cuento Breve, y ha publicado algunos cuentos en los libros de dicho taller y otros en periódicos y suplementos literarios. En 1989 obtuvo el primer premio en el concurso "Veuve Chiquot Ponsardin" por "Orden superior", uno de los relatos incluidos en Memoria sin tiempo (1992), su primer libro de cuentos. En 1993 otro de sus cuentos ("Gato de ojos de azufre") fue galardonado con el Premio Néstor Romero Valdovinos en el concurso de cuentos del Diario "HOY" de ese año. También es autora del poemario Puente a la luz (1994).
(Datos obtenidos de http://www.los-poetas.com)

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