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Un soplo de brisa fresca

¿QUÉ ESPERABA DE MÍ?

¿QUÉ ESPERABA DE MÍ?

¿Qué esperaba de mí?

Tal vez la magia

que transformase

caprichos del destino.

 

¿Qué más podría darle?

¡Éramos tan distintos!

Incluso, cuando mudaba

en agua para mi chocolate.

 

¿Qué podría esperar

desde el rincón prohibido?

Desde aquella distancia

que siempre protegía

con ocultas murallas.

 

No era amor,

aun cuando lo nombrase.

Desde la perspectiva

del destello fugaz en la memoria,

sopló horas felices

y llovió, en ocasiones,

una nostalgia atroz.

 

Hoy mismo, la luna me confirma

que este mareo recurrente,

proviene de su ausencia

y me conduce

hasta el lugar prohibido

donde resiste la semilla,

esperando el beso de la lluvia.

Sofía B.

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