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Un soplo de brisa fresca

SONETO DE LA DESPEDIDA

SONETO DE LA DESPEDIDA Se muere nuestro amor en el olvido,
destino del amor que ya no crece,
cueva dónde el querer enmudece;
encrucijada con diversos destinos.

De amor marchamos ambos peregrinos,
más el camino se nos llenó de abrojos.
Como fuentes se tornaron los ojos.
El corazón enredado entre espinos.

¡Cómo te alejas de mi pensamiento!
No parece que te hiera la distancia,
ni la ausencia te mueva al sentimiento.

Dime pues adiós. Que la templanza
se adueñe de este triste momento,
ya que reinar no pudo la constancia. ®

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