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Un soplo de brisa fresca

EL BALCÓN DE TUS PUPILAS

EL BALCÓN DE TUS PUPILAS

Me he asomado
al balcón de tus pupilas,
sintiendo que no hay vida
más allá de tu calidez,
ni luz que no contengan
tus párpados cerrados,
ni elegancia más fina,
que el porte descuidado
que a mi lado paseas.

No hay fragor de batalla
que me inquiete,
como el loco cabalgar de tu latido.
No hay boca más golosa,
-en pícara sonrisa-,
ni más plácida,
en verbo hecho homilía.

Nada altera mis pulsos
cómo tu azul mirada.
No hay nadie que, como tú,
dibuje sentimientos,
teja fascinaciones.
Nadie como tú
sabe bordar el tiempo
con el hilo dorado de la dicha.

Sofía Barral

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