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Un soplo de brisa fresca

RECUERDOS

RECUERDOS

Recuerdo aquellas tardes del invierno,

la vuelta del colegio, la pesada cartera

llena de libros y libretas.

En casa, quitarse el uniforme

y el cuello duro, la merienda

-tal vez de pan con chocolate-

y mientras en la radio nacional,

escuchar el cuento del día,

“la ratita presumida”, “Pedro y el lobo” …

o aquella simpática canción

que nos instruía sobre la tabla del siete …

Luego, la pregunta de siempre:

-“A ver, ¿qué deberes traes?”,

y se abría la enciclopedia Álvarez,

bajo la atenta mirada de mis padres;

¡qué entrañables recuerdos.!

Cada octubre, la ilusión

con la llegada del nuevo curso,

ser un poco mayor, cambiar de libros

y en sus páginas nuevos descubrimientos;

el olor de la librería (hace años extinta,

Luis Martínez Gendra) indescriptible;

colarse detrás del mostrador,

era colarse dentro de un cuento

donde todo era mágico. ¡Qué momentos,

grabados dulcemente en la memoria.!

¡Qué añoranza de aquel tiempo

de inocencia, en que cualquier fruslería

nos hacía felices!. Cuando el mundo

aún podía concentrarse en el sueño

de una noche de Reyes.

Sofía B.

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