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Un soplo de brisa fresca

Prosa

De el gran Walt Disney...

De el gran Walt Disney...

 

‎... Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar...
Decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas,
decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución,
decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis,
decidí ver cada noche como un misterio a resolver,
... decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.

Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos.
Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar,
descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui.,
Me dejó de importar quién ganara o perdiera;
ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.

Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien «Amigo».

Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento,
«el amor es una filosofía de vida».
Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente; aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás.

Aquel día decidí cambiar tantas cosas...
Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad.
Desde aquel día ya no duermo para descansar... ahora simplemente duermo para soñar.
 
(Walt Disney)

LA ÚLTIMA PLAYA

LA ÚLTIMA PLAYA



Érase una playa allá en los confines del espacio y el tiempo, a donde una mujer llegó buscando un lugar de paz, de serenidad. Buscando su lugar seguro; el santuario para sus emociones y sus temores; para sus pensamientos y sentimientos, para sus sueños... No iba sola, aunque pudiese parecerlo. La acompañaba la fé. La fé en una voz cálida y hechizante que la condujo con firme dulzura. La fé en su propia decisión de alcanzar esa orilla mágica donde encontrar reposo. El sol brillaba amigo, e iluminaba cálidamente el hermoso escenario. El mar llegaba suavemente a entibiarse en la blanda arena.

La mujer caminó descalza, dejándose acariciar por los rayos luminosos y la brisa suave. La voz hipnotizante seguía hablando de sosiego, de comunión con el entorno que tan generosamente la acogía. Entonces, fue consciente del olor a mar -ese mar que siempre había tenido el poder de desbordar sus sentidos-. El aire transportaba aromas conocidos, y pensó: soy una con el aire.

Enterró uno de sus pies en la arena, para después dejar que asomase de nuevo a la superficie, y en tanto no apartaba los ojos del pie y de la arena –que, en tal juego, se confundían- continuó repitiendo el mismo movimiento, y pensó: soy una con la arena.

Después marchó hacia el agua y dejó que esta acogiese su cuerpo: los pies, las rodillas, la cintura…. Cuando avanzó en el agua y ya buena parte de su cuerpo se encontraba sumergido, el agua fué un inmenso y tierno abrazo, y sintió como el sabor salado de ese mar, se había adueñado de todo su cuerpo. Entonces la mujer pensó: soy una con el mar.

La voz “iniciadora” pasó a invocar a la sabiduría interior, y la mujer unió su voz en tal invocación. No fue luz, ni fue llama. No fue estruendo…. Una gaviota llegó volando hasta una roca que se hallaba entre el mar y la orilla, y allí se posó, frente a la mujer, y ambas supieron que eran una misma.

- ¿Vives tú dentro de mi? preguntó la mujer, aunque ya conocía la respuesta.

La gaviota continuó en silencio, la miraba, miraba a la arena, al sol, al mar… Si no fuese una gaviota, se podría decir que sonreía.

- ¿ Me prestarías tus alas para volar?

Y entonces voló….. Sí, tal como suena, volaba…. Surcaba el cielo agitando las alas prestadas de un modo natural, como si nunca hubiese hecho otra cosa. Volaba por encima de ese mar que hacía tan solo un instante era parte de su cuerpo. Sobre esa arena que se había colado entre sus dedos. Se sentía poderosa, capaz de cualquier cosa, aunque solo fuese aquí y ahora. Y sintió que tan solo era el principio. Que volvería a volar, una y mil veces. Tantas como invocase a su sabiduría. Tantas como llegase a desearlo. Tantas como creyese en su capacidad de volar.

La gaviota descendió lentamente hasta posarse en una roca, que se hallaba entre el mar y la tierra. Desde allí contempló a la mujer, que estaba de nuevo enfrente, aunque ahora su mirada ya no era de perplejidad, sino de certeza.

La voz, tan conocida ya, tan íntima, la invitaba al regreso. La mujer lanzó una última mirada –temporal- a aquel su paraíso, pero no sintió temor, ni tristeza. Sabía de su conquista. Sabía que siempre sería su dominio, del mismo modo que sabía que se había entregado y que pertenecería para siempre a ese rincón encantado.

Después….. abrir los ojos lentamente. Estirarse…..

- ¡ Qué curioso, el regreso no había sido doloroso!

Y la gaviota, antes de alejarse, le susurró al oído:

- Nunca vueles a lugar de donde el retorno resulte doloroso.

Brissa

Yo tengo dos soledades (de dama_serena)

Yo tengo dos soledades (de dama_serena)

Ella es dama_serena, y esta es su prosa, muestra de su exquisita sensibilidad. Leed y disfrutad


Yo tengo dos soledades, la elegida libremente y la impuesta.

Yo elijo muchas veces la soledad. Me gusta estar sola, disfrutar del silencio, de mis cosas, de mis pensamientos, disfrutar mi tiempo sola, sin nadie que me agobie ni me imponga nada. Esta soledad no es compartida, es mía, porque es libremente escogida y es maravillosa. No daña, no aísla si se dosifica, regenera el alma y la mente, me llena de silencio, me da referencias de mí misma, me ayuda.

Sin embargo está la otra, la que no elijo, la que insidiosa me acorrala, la que entristece, la que me han impuesto, la que no me permiten dejar de tener, la que no es fácil de eliminar, la que se pega a mí y ahoga, asfixia y restringe los pensamientos y los sentimientos, la que me hace llorar y me angustia. Esta no la quiero y sin embargo también la tengo. Hunde, aísla, da falsas referencias, pone impedimentos, me llena de silencio acusador.

Tengo dos soledades, si las sumo no me da una, siguen siendo dos. Y una de ellas no la quiero.

dama_serena

Cuento para pensar

Cuento para pensar

Cuentan que una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades del hombre. Cuando el aburrimiento bostezaba por tercera vez, la locura como siempre tan loca propuso: “Vamos a jugar al escondite”. La intriga levantó el ceño extrañada y la curiosidad sin poder contenerse preguntó:

¿Al escondite? ¿Y eso cómo es?

Es un juego, explicó la locura, en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón, mientras ustedes se esconden, y cuando ya haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego. El entusiasmo bailó secundado por la euforia y la alegría dio tantos saltos que terminó de convencer a la duda, e incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, la verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué? Si al final siempre la hallaban, y la soberbia pensó que era un juego muy tonto, en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella, y la cobardía prefirió no arriesgarse.

Uno, dos y tres, empezó a contar la locura.

La primera en esconderse fue la pereza, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. La fe subió al cielo y la envidia se encontró tras la sombra del triunfo, quien por su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.

La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que encontraba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos, que si un lago cristalino para la belleza; que si la hendija de un árbol: perfecto para la timidez; que si el vuelo de una mariposa: lo mejor para la voluptuosidad, que si una ráfaga de viento: magnífico para la libertad, y así terminó en ocultarse en un rayito de sol.

El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero solo para él. La mentira se escondió en el fondo de los océanos, mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris, y la pasión y el deseo en el cuarto de los volcanes. El olvido, se me olvidó donde se escondió, pero, eso no es lo importante. Cuando la locura estaba contando 999.999, el amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo estaba ocupado, hasta que al fin divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.

Un millón contó la locura y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la pereza solo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó a la fe discutiendo con Dios sobre zoología y a la pasión y el deseo las sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la envidia, y claro, pudo deducir donde estaba el triunfo. El egoísmo no tuvo ni que buscarlo, el solito salió de su escondite, resultó ser un nido de avispas.

De tanto caminar, sintió sed y al acercarse al lago descubrió la belleza, y con la duda resultó todavía más fácil, la encontró sentada cerca sin decidir aun de que lado esconderse.

Así fue encontrando a todos. El talento, entre la hierba fresca, a la angustia, en una oscura cueva, a la mentira, detrás del arco iris, mentira si estaba en el fondo de los océanos, y hasta encontró al olvido, ya se le había olvidado que estaba jugando a los escondidos.

Pero solo el amor no aparecía por ningún sitio. La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en las cimas de las montañas, y cuando estaba por darse por vencido divisó un rosal, tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto, un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido los ojos del amor. La locura no sabía que hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo, Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra: El amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.

(de autor desconocido)

Definiendo el amor, por San Pablo

Definiendo el amor, por San Pablo

Si yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, y me faltara el amor, no sería más que bronce que resuena y campana que toca.

Si yo tuviera el don de profecía, conociendo las cosas secretas con toda clase de conocimientos, y tuviera tanta fe como para trasladar los montes, pero me faltara el amor, nada soy.

Si yo tuviera el don de profecía, conociendo las cosas secretas con toda clase de conocimientos, y tuviera tanta fe como para trasladar los montes, pero me faltara el amor, nada soy.

Si reparto todo lo que poseo a los pobres y si entrego hasta mi propio cuerpo, pero no por amor, sino para recibir alabanzas, de nada me sirve…

El amor es paciente, servicial y sin envidia.

No quiere aparentar ni se hace el importante. No actúa con bajeza, ni busca su propio interés.

El amor no se deja llevar por la ira, sino que olvida las ofensas y perdona. Nunca se alegra de algo injusto y siempre le agrada la verdad.

El amor disculpa todo; todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta.

El amor nunca pasará. Pasarán las profecías, callarán las lenguas y se perderá el conocimiento… Porque el conocimiento, igual que las profecías, no son cosas acabadas. Y, cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá.

Cuando yo era niño, hablaba como niño, pero, cuando ya fui hombre, dejé atrás las cosas del niño.Del mismo modo, al presente, vemos como en un mal espejo y en forma confusa, pero entonces será cara a cara.

Ahora solamente conozco en parte, pero entonces le conoceré a él como él me conoce a mí.

Ahora tenemos la fe, la esperanza y el amor, los tres. Pero el mayor de los tres es el amor.

Epístola de San Pablo a los Corintios

LAS DOS VASIJAS (Un cuento para pensar)

LAS DOS VASIJAS   (Un cuento para pensar)


Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón; pero cuando llegaba, la vasija rota sólo tenía la mitad del agua. Durante dos años completos esto fue así diariamente; desde luego, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable, porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la tinaja quebrada le habla al aguador diciéndole:

-Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir.

El aguador, apesadumbrado, le dijo compasivamente:
-Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.
Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchas flores hermosas a lo largo, pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de ella la mitad del agua que debía llevar.

El aguador le dijo entonces:
-¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Maestro. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.

(este cuento se encuentra incluído en el libro "La inteligencia ecológica")

La prosa de Zoé Valdés

La prosa de  Zoé Valdés

Te di la vida entera (fragmento)

" Y de una vuelta entera, la soltó y la obligó a que se luciera marcando el ritmo sola, conminándola a que moviera con entusiasmo el esqueleto. Pero la Niña Cuca no podía, porque era la única vez que ella se había atrevido a bailar con alguien tan experto en color y sabor local. En realidad, nunca antes había bailado. Y hasta ahí, lo que había hecho era llenarle de pisotones los zapatos de dos tonos a su compañero.
Ahora, suelta, apenas podía controlar su cintura, perdía el equilibrio, ninguno de sus movimientos era acompasado, su cuerpo se tambaleaba como un flan sin molde en un plato llano. Él se dio cuenta de que ella era zurda para el baile, y tomándola ligeramente por la cinturita de avispa, con la yema de los dedos, fue maniobrando el cuerpo de la muchacha, corrigiendo los pasillos, coordinando el meneo de las caderas, mostrándole cómo acentuar el garbo de los hombros. Y como buena aprendiz de sandunguera, Cuquita en seguida le cogió el tumbao, se le fue por encima del nivel, y de buenas a primeras, salió al mismo centro de la pista, desaguatada, descoyuntada, como si hubiera vivido del meneo toda su existencia. "


LA VALIJA DE LOS AMORES PERDIDOS

Zoé Valdés cuenta cómo nació la ardiente historia de "Querido primer novio", recién editada por planeta.

Querido primer novio:

Esta será mi última carta. Después de haber finalizado la novela -cuyo título es, precisamente, el de Querido primer novio- he quedado extenuada, deshecha, siempre en espera de tus respuestas, las que jamás llegan, las que presiento nunca recibiré. íHe soñado tanto con tu presencia, cuánto he rogado pidiendo que respondas a mis súplicas! íVuelve, aparece! Nada, el silencio como sigilo.

Escribí esta novela peligrosamente; en el recuerdo de cuando estuvimos enamorados. A punto de morirme de memoria de amor. Y yo que me burlaba de todas esas frases, jamás creí que se pudiera desfallecer a causa de una pena amorosa.

Me disculpo con quienes la han padecido. A veces he sentido una sensación tan profunda en todo el cuerpo, como si de pronto me hiciera muy sabia. Pero otras veces, en ciertos instantes, es un cosquilleo dulce pero impertinente que ha avivado deseos de tomar un cuchillo y enterrarlo allí donde más corroe, encima de mi seno izquierdo, imitando a las protagonistas del cine mudo.o quería escribir una novela sobre nosotros y mientras el texto tomaba cuerpo, fui hilvanando una historia paralela que muy poco tenía que ver con ambos.

Tú y yo no nos casamos tan jóvenes como Danae y Andrés; tú y yo nunca nos casamos. Te conocí con trece años, tú tenías catorce, duramos cuatro.

Hoy perdono que me hayas engañado; me abandonaste por aquella chica sólida, risueña, una especie de líder de la alegría. Yo tenía tendencia a la tristeza, los estados melancólicos siempre han sido mis mejores momentos creativos. Te casaste con ella y tuviste un hijo. Eso fue a los diecinueve años.o me dediqué a olvidarte, a acomodar hombres en mi cama para conseguir borrar tu imagen. Fue una especie de cura, que aún no estoy segura haya dado resultado. Ningún primer amor se olvida, por suerte. Ni ningún gran amor se disuelve en la piel de suplentes.

Después yo también me casé apasionada. Fíjate que he puesto "apasionada", algo no demasiado bueno. Con este primer matrimonio no tuve hijos; ni con el segundo, de quien quedé viuda. Del tercero nació mi hija, vida.

Creo que tú ya andas por el segundo matrimonio y el segundo hijo, y hasta me han dicho que apuras trámites de divorcio. Todo eso quise escribir en Querido primer novio, el camino recorrido entre tú, yo, esta carta; pero no sé cómo vine a dar con ese trío de Dánae, Tierra Fortuna Munda y Andrés.

En todo caso, ansiaba narrar una honda historia de amor extraña, anhelaba que la aventura se desarrollara en un sitio solitario; describiría los campos cubanos, sobre todo la zona de Pinar del Río, el Valle de Viñales, La Fe, allá donde transcurrieron nuestras escuelas al campo. Experiencias de trabajos duros realizados por adolescentes, una forma más, muy sutil, de pagar los estudios.

Existe una enorme diferencia entre La Habana y el campo, aunque antes del año 1959 esa diferencia era aún mayor, pues la capital cubana irradiaba luz y bullía de prosperidad.

Con el advenimiento del castrismo se logró igualar el campo con la ciudad, pero en lugar de hacerlo en bien de la zona rural fue todo lo contrario, el balance fue en detrimento de la hermosa capital. La Habana devino toda oscuridad y oscurantismo. Sin embargo, en la época en que fuimos adolescentes, seguro recordarás, todavía podíamos sopesar algunas diferencias.

Creo que esa fue la historia que ganó entre las tres anécdotas que se cuentan en la novela. Las diferencias entre una niña de ciudad y una del campo.

En los primeros capítulos, hasta el de "La maleta arborescente", los sucesos son narrados por elementos urbanos, la música, el tiempo, la rareza de la ciudad. La maleta es el enlace entre ellos. La maleta de madera. La madera que un día fue árbol y que ahora vuelve a sus orígenes convertida en objeto de uso temporal.

Creo que también me animó el hecho de que Dánae se me presentara como un personaje que muda de un extremo a otro de sus sentimientos, volubilidad procedente de la separación familiar a muy temprana edad. Adolescente ha renunciado a sus impulsos iniciales en amor y en sexo para tomar el camino de los convencionalismos, decide casarse con su primer novio oficial, quien no fue precisamente su primer amor.

¿Quién fue esa primera y constante relación de Dánae? No hay sorpresas, fue Tierra Fortuna Munda. Por quien años más tarde ella dejará a su esposo y a sus hijas para recobrar su verdadera dimensión humana.

Esta es una novela de amor y de naturaleza. De amor porque la escribí amando, y porque sus personajes viven el límite del amor, hasta la herida, el crimen, el juicio, y la desaparición. De naturaleza, porque son los árboles quienes salvaguardan el amor de las mujeres.

Querido primer novio, vas a perdonarme que queriendo escribir una novela sobre aquella primera experiencia tuya y mía, me haya desviado hacia lo más libre de mi imaginación. Queda pendiente... como el beso que prometiste en uno de los corredores del instituto que me darías aquel sábado en el cine... El mismo sábado en que te casaste con ella, y no conmigo.

Siempre en el recuerdo.



UNA RECETA (Pavo al wisky

-Pavo al whisky-
ingredientes: un pavo de unos tres kilos, una botella de whisky, unas tiras de panceta, aceite de oliva, sal y pimienta.
Paso 1: rellenar el pavo con la panceta, atarlo, salpimentar y echarle un chorrito de aceite de oliva.
......
Paso 2: precalentar el horno a 180 grados durante 20 minutos.
.....
Paso 3: servirse un vaso de whisky para hacer tiempo.
....
Paso 4 : meter el pavo al horno.
....
Paso 5: Servirse otro vaso de whisky, bebérselo y mirar al horno con ojos ligeramente extraviados.
....
Paso 6: Boner el terbostato a 150 grabdos, y esperar veinte binutos.
....
Paso 7: servirse odro paso, odros pasos.
....
Vaso 8: Al cabo dun drato, hornir el abro bara condrolar y echar un chodretón de pavo al whisky y odro de whisky a uno bisbo.
....
Baso 9: darle la vuelta al babo y queharse la bano al cerrar elhorno ¡bierda!...
....
Passo 10 :Intentar sentarrse en una silla y serbirrrse unosss chupitosss bientras pasan los binutos.
....
Parso 11: Retirar el babo del horrrrno y luego recogerrrlo del suelo con un drapo, embujándolo aun blato, badeja o ssimilarrr.
....
Faso 12: Romberse lacrissma al refalárrr en la grasssa.

Paasso 13: Indentar lebantarse sin soltar la vodella y dras barios indendos, decidir que en el suelo sestá de gojones.
....
Aso 14: apburar la potella y adrastarse asta la gama. Dormir se.
....
Paso 15: A la mañana sugiente, tomar abundante café para el inexplicable dolor de cabeza, comerse el pavo frío con un cazo de mahonesa y el resto del día dedicarlo a limpiar el estropicio organizado en la cocina
.....
Y eso es dodo...digoooooo todo eso uuffffffffff

(RECETA ANÓNIMA -A VER QUIÉN SE ATREVE A ATRIBUÍRSELA-)

QUEDA PROHIBIDO! (fragmentos de Pablo Neruda)

Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarte un día sin saber que hacer,
tener miedo a tus recuerdos.
Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños.
Queda prohibido dejar a tus amigos,
no intentar comprender lo que vivieron juntos,
llamarles solo cuando los necesitas.
Queda prohibido no ser tú ante la gente,
fingir ante las personas que no te importan,
hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,
olvidar a toda la gente que te quiere.
Queda prohibido no crear tu historia,
no tener un momento para la gente que te necesita,
no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.
Queda prohibido no buscar tu felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti este mundo no sería igual.

PARÁBOLA DEL AMOR Y EL TIEMPO

Había una vez una isla, en la que vivían todos los sentimientos y valores del hombre: el buen humor, la tristeza, la sabiduría, el orgullo… incluso el Amor.
Un día, se anunció a los sentimientos que la isla estaba a punto de hundirse. Entonces, todos prepararon sus barcos y partieron. Sólo el Amor se quedó esperando hasta el último momento. Cuando la isla estaba ya a punto de hundirse, el Amor decidió pedir ayuda.
La riqueza pasó cerca del Amor en una barca lujosísima.
- Riqueza, ¿me puedes llevar contigo?- preguntó el Amor.
- No puedo, porque llevo mucho oro y plata y no hay sitio para ti.
Entonces el Amor decidió pedir ayuda al Orgullo, que pasaba a su lado en una magnífica barca.
- No puedo llevarte, Amor. Aquí todo es perfecto, podrías arruinar mi barca.
La Tristeza, por su parte, respondió también negativamente, pues estaba tan triste que quería estar sola. Luego, el Buen Humor pasó frente al Amor, pero estaba tan alegre que ni siquiera escuchó su llamada… De pronto, una voz dijo:
- Ven, Amor, yo te llevaré.
Era un viejo quien le había llamado. El Amor se sintió tan contento que se olvidó de preguntar su nombre al viejo. Cuando llegó a tierra firme, el viejo se fue. El Amor se dio cuenta de cuánto le debía, y le preguntó al Saber quien le había ayudado.
- Ha sido el Tiempo.
- ¿El Tiempo? ¿Y por qué será que el Tiempo me ha ayudado?
Y el Saber, lleno de sabiduría, respondió:
- Porque sólo el tiempo es capaz de comprender lo importante que el Amor es en la vida…

(HALLADO EN LA RED, SIN AUTOR CONOCIDO)

SOMOS LOS DE LOS 80

El objeto de esta misiva es la de reivindicar a una generación, la mía, la de todos aquellos que nacimos en los 80 (año arriba, año abajo), la de los que estamos currando de algo que nuestros padres ni podían soñar, la que vemos que el piso que compraron nuestros padres ahora vale 20 o 30 veces más, la de los que estaremos pagando nuestra vivienda hasta los 50 años. Nosotros no estuvimos en la Guerra Civil, ni en mayo del 68, ni corrimos delante de los grises, no votamos la Constitución y nuestra memoria histórica comienza con el Mundial de España 82 y el Naranjito.

Aunque no nacimos en una dictadura, siempre hemos tenido una conciencia democrática y la serie Cuéntame nos parece que es una mierda y que hace apología del franquismo. Por no vivir activamente la Transición se nos dice que no tenemos ideales y sabemos de política más que nuestros padres y de lo que nunca sabrán nuestros hermanos pequeños y descendientes.

Somos la última generación que hemos aprendido a jugar en la calle a las chapas, la peonza, las canicas, la comba, la goma o el rescate y, a la vez, somos la primera que hemos jugado a videojuegos, hemos ido a parques de atracciones o visto dibujos animados en color. Los Reyes Magos no siempre nos traían lo que pedíamos, pero oíamos (y seguimos oyendo) que lo hemos tenido todo, a pesar de que los que vinieron después de nosotros sí lo tienen realmente y nadie se lo dice.

Se nos ha etiquetado de generación X y tuvimos que tragarnos bodrios como Historias del Kronen o Reality Bites y creer que éramos nosotros reflejados (si te gustaron en su momento, vuélvelas a ver, verás que chasco). Lloramos con la muerte de Chanquete, con la puta madre de Marco que no aparecía y con las putadas de la Señorita Rottenmayer; nuestra primera canción del verano fue "Los Pajaritos" (1981) y nuestra primera tele fue en blanco y negro.

Somos una generación que hemos visto a Maradona hacer campaña contra la droga, que nos reímos de un anuncio que decía que si el Madrid era otra vez
campeón de Europa, que durante un tiempo tuvimos al baloncesto como el primero de los deportes. Hemos vestido vaqueros de campana, de pitillo, de pata de elefante y con la costura torcida; nuestro primer chándal era azul marino con franjas blancas en la manga y nuestras primeras zapatillas de marca las tuvimos pasados los 10 años. Entramos al colegio cuando aún existía Castilla la Vieja, cuando el 1 de noviembre era el día de Todos los Santos y no Halloween, cuando todavía se podía repetir curso y el profesor te podía soltar una ostia; fuimos a la universidad con unas notas de corte del copón y con una masificación acojonante, pidiendo prórrogas en la mili y objetando.
Somos los primeros en incorporarnos a trabajar a través de una ETT (gracias PSOE) y los que no les cuesta un duro echarnos del curro (gracias PP).

Siempre nos recuerdan acontecimientos de antes que naciéramos, como si no hubiéramos vivido nada histórico. Nosotros hemos aprendido lo que era el terrorismo contando chistes de Irene Villa, vimos caer el muro de Berlín y a Boris Yelsin borracho tocarle el culo a una secretaria; los de nuestra generación fueron a la guerra (Bosnia, etc.) cosa que nuestros padres no hicieron; gritamos OTAN no bases fuera, sin saber muy bien qué significaba y nos enteramos de golpe un 11 de septiembre.

Aprendimos a programar el video antes que nadie, jugamos con el Spectrum, odiamos a Bill Gates, vimos a Perico Delgado anunciar los primeros móviles y creímos que Internet sería un mundo libre. Somos la generación de Espinete, Don Pimpón y Chema, el panadero farlopero. Quién diría entonces que años más tarde, con España integrada en la UE, aquella niña morena habría de enseñarnos sus vergüenzas (Ruth Gabriel).

Los que recordamos a Enrique del Pozo cantando con Ana. Los de la tierna Heidi (abuelito dime tu...) Los del incomparable "Planeador abajo" o “Puños fuera” del Mazinger Z, los de Ulises 31 y Comando G (que nunca acabó de gustar a nadie)

Somos la generación que fuimos al cine a ver las películas de Parchís, y que durante años creímos que el de rojo (como quien dice el de en medio de los Chichos ) era Enrique Búmbury. Los que crecieron escuchando a Europe y a ese grupete de imitadores que les salió, unos tal Bon Jovi.

Los de la explosión del Challenger, la cantada de Arkonada, Los mundos de Yupi y las pesetas rubias. Nos emocionamos con Superman, ET o En busca del Arca Perdida. Comiamos Phosquitos y los Tigretones eran lo mejor, aunque aquello que empezaba (algo llamado Bollycao) no estaba del todo mal.

Somos la generación que vio a nuestros padres renegar de Felipe González, del España mañana será republica y el OTAN No al OTAN Sí, los GAL y los contratos basura. Somos la generación del Tocata, La Bola de Cristal (solo no puedes, con amigos sí), el Follow Me, el hipnótico "Planeta Imaginario", Los Toreros Muertos, La Orquesta Mondragón, el abrazafarolas del Butanito y el Misissipi de Pepe Navarro con su inimitable Pepelu.

La generación de la quinta del buitre, de Hugo Sánchez, de Chechu Biriukov, Del Corral, Corbalán, Romay y que nos traumatizamos con las muertes de Fernando
Martín y Petrovic (¿quién coño juega hoy en el Madrid de baloncesto?).

El 600 era el utilitario normal, el 124 un coche familiar y el 131 una berlina de lujo. El 23F nos pareció un buen día porque no hubo clase y ponían películas por la tele. Nuestro grito de guerra fue "Tigres, Leones, todos quieren ser los campeones" "como están ustedes" y descubrimos a las mujeres gracias a los tirantes de una tal Miriam Diaz Aroca. La generacion que se cansó de ver a las mamachichos. La generación a la que le entra la risa floja cada vez que tratan de vendernos que España es favorita para un mundial.

La última generacion que veia a su padre poner la baca del coche hasta el culo de maletas para ir de vacaciones. La última generación de las litronas y los porros, y qué coño, la última generación cuerda que ha habido.

(ADAPTACIÓN DE UNA CARTA HALLADA EN INTERNET, SIN AUTOR CONOCIDO)