UNA CARTA DE AMOR
Amor:
Ojalá me dejases saber de ti, conocer de ti. De como te sentiste ante esto o aquello. Quisiera saber de cada instante, que ha hecho de ti el que eres. Pasear por tus atardeceres de antaño, y cogidos de la mano, detenernos de cuando en cuando a contemplar sus momentos, incluso los que dejaron un poso amargo.
Ojalá me dejases mirar con tus ojos, acariciar con tus manos, sentir con tu corazón; incluso hacerme pedazos y quebrarme con tu dolor. Tal vez así podría comprender tus silencios, tus ausencias. Tal vez entonces sabría qué es lo que tantas veces te arrastra hasta algún oscuro rincón de tu alma, dónde permaneces escondido, ¡tan lejano a mi!.
Discúlpame si he irrumpido en tu vida, antes tranquila, removiendo viejas heridas, arañando los más recónditos rincones de tu alma. Perdóname si agito tu calma, obligándote a pensar cuando no lo deseas.
Disculpa que me cuele en tu corazón como una intrusa, e intente, sin ningún pudor, desnudarlo. Créeme, jamás he deseado ser tormenta perturbadora de tu paz, y no puedo dejar de lamentar la torpeza que despliego cuando no sé cómo llegar a ti y me muevo a tu alrededor, rondándote como un ladrón, que aun temiendo ser descubierto, no es capaz de abandonar el preciado objeto que pretende.
Aun así he decidido vestirme de valor, y prometerte que todo va a cambiar, que puedo alcanzarte, que puedo rozarte sin derribarte.
Ahora estoy aquí, sola, y sé que no tendrá cabida el deseo en esta noche, en la que la luna me brinda su suave arrullo, mientras me acuna tu silencio ausente. Se que no habrá palabras que te traigan hasta el hueco que para ti guardan mis brazos. Pero te presiento cerca, y ha de bastar con el tierno efluvio que llega a mi piel desde la calidez de tu mirada, con el aliento que se escapa de entre tus labios, con el latido de tu corazón ardiente o la explosión de los sentidos que mi alma presiente cuando me rozas. Todo ello será más que suficiente para hacerme desplegar las alas, a favor del viento, dispuesta a volar a tu lado, tratando de alcanzar nuevos espacios dónde dejarme fecundar por lunas nuevas. Vayamos pues, amor, en pos de nuevas primaveras. ®
(Por Brissa)
Ojalá me dejases saber de ti, conocer de ti. De como te sentiste ante esto o aquello. Quisiera saber de cada instante, que ha hecho de ti el que eres. Pasear por tus atardeceres de antaño, y cogidos de la mano, detenernos de cuando en cuando a contemplar sus momentos, incluso los que dejaron un poso amargo.
Ojalá me dejases mirar con tus ojos, acariciar con tus manos, sentir con tu corazón; incluso hacerme pedazos y quebrarme con tu dolor. Tal vez así podría comprender tus silencios, tus ausencias. Tal vez entonces sabría qué es lo que tantas veces te arrastra hasta algún oscuro rincón de tu alma, dónde permaneces escondido, ¡tan lejano a mi!.
Discúlpame si he irrumpido en tu vida, antes tranquila, removiendo viejas heridas, arañando los más recónditos rincones de tu alma. Perdóname si agito tu calma, obligándote a pensar cuando no lo deseas.
Disculpa que me cuele en tu corazón como una intrusa, e intente, sin ningún pudor, desnudarlo. Créeme, jamás he deseado ser tormenta perturbadora de tu paz, y no puedo dejar de lamentar la torpeza que despliego cuando no sé cómo llegar a ti y me muevo a tu alrededor, rondándote como un ladrón, que aun temiendo ser descubierto, no es capaz de abandonar el preciado objeto que pretende.
Aun así he decidido vestirme de valor, y prometerte que todo va a cambiar, que puedo alcanzarte, que puedo rozarte sin derribarte.
Ahora estoy aquí, sola, y sé que no tendrá cabida el deseo en esta noche, en la que la luna me brinda su suave arrullo, mientras me acuna tu silencio ausente. Se que no habrá palabras que te traigan hasta el hueco que para ti guardan mis brazos. Pero te presiento cerca, y ha de bastar con el tierno efluvio que llega a mi piel desde la calidez de tu mirada, con el aliento que se escapa de entre tus labios, con el latido de tu corazón ardiente o la explosión de los sentidos que mi alma presiente cuando me rozas. Todo ello será más que suficiente para hacerme desplegar las alas, a favor del viento, dispuesta a volar a tu lado, tratando de alcanzar nuevos espacios dónde dejarme fecundar por lunas nuevas. Vayamos pues, amor, en pos de nuevas primaveras. ®
(Por Brissa)
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