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Un soplo de brisa fresca

Mujer de hielo

Mujer de hielo

Ya soy la mujer de hielo.
Ya no temo a los puñales,
ni me hieren los desprecios,
ni me queman los pesares.
Que en mi corazón de hielo,
de hielo vuelvo mis males,
congelo los sentimientos
y pasiones. No lamento,
ni me alegro, ni me agravio.
Vivo en invierno perpetuo,
corre en mis venas la escarcha,
en mi alma nieves eternas,
y van pasando mis noches
de espaldas a las estrellas.

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