MI ADICCIÓN
Eres una adicción, me maravilla
este deseo de inhalarte,
de beberte,
de fumarte
Arden mis labios de inquietud fogosa
en la falta de tu dulce sustento,
Tiemblan mis manos vacías,
en desconsuelo,
y qué estremecimiento, amor,
cuando me siembras.
Y tú, que tienes en tus ojos
el poder de arrancarme el desespero,
Tú, que posees en tu regazo
el lecho en que apoyar mi alma,
Tú que guardas en tu boca
la fuente eterna de la dulzura,
Tú que alborotas
la sangre que golpea mis sienes.
Tú, que me desordenas,
ignoras cómo duele tu nombre
cuando me sabe a ausencia.
No sabes como el ansia de tu aliento
me corre como un río por las venas.
0 comentarios