Blogia
Un soplo de brisa fresca

SOLA

SOLA

Estaba sola.
Nadie amanecía en su mirada.
Nadie acompañaba sus pasos, lentos,
errantes, por caminos oscuros,
ocultos en las sombras
de tantos fríos y grises atardeceres.
Nadie venía a arropar sus sueños,
cuando precisaba de refugio.
Nadie, a saciar su hambre
de unas manos generosas en caricias.
Y en soledad, preñada
de dones que compartir, de semillas
que sembrar en otros corazones,
a su llamada nadie acudía, y ella
se bebía su tristeza, y a su soledad
el llanto de sus ojos ofrecía. ®

0 comentarios