LOS GRITOS DEL SILENCIO
Aguardaba la noche agazapada,
escuchando la voz de su silencio.
Era una máscara su rostro,
y ahogada en el agónico aliento
de este amor moribundo; ensordecida
por el eco estridente de la nada
y el terrible lamento
que nace de las almas desgarradas,
despeñándose camino del infierno,
yo aguardaba la noche agazapada,
mientras solo se oía su silencio.
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