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Un soplo de brisa fresca

LA DAMA DE LUZ

LA DAMA DE LUZ

Surge de entre tinieblas,
fascinantemente hermosa
la dama de luz.
Ciñe peplo, cuyo albor
es estallido de luz hiriente
que rasga el tul oscuro de la noche.
Son blondos sus cabellos, y en ellos nacen
dorados destellos robados al mismo sol-
que caen rizados en beso acariciante
sobre la nacarada frente,
y se deslizan dóciles, posándose
en los hombros virginales de alabastro.
Los pies, descalzos,
descansan sobre un nimbo plateado,
y en los ojos risueños
tiemblan promesas de amor eterno.
La miro embelesado,
y en apenas un suspiro
me sumerjo en su mirada esmeraldina,
fuente de vida eterna.

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