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Un soplo de brisa fresca

VIOLETA LUNA

VIOLETA LUNA


Violeta Luna nació en Ecuador en 1943. Poeta, narradora, crítica literaria y catedrática. Entre otros reconocimientos ha obtenido: Premio «A los mejores cuentos», 1969; Premio Nacional de Poesía «Ismael Pérez Pazmiño», Diario El Universo, Guayaquil, 1970; Premio Nacional «Jorge Carrera Andrade», Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, 1994. Libros publicados: Poesía: Poesía universitaria (Quito, 1964); El ventanal del agua (Quito, 1965); Y con el sol me cubro (Quito, 1967); Posiblemente el aire (Quito, 1970); Ayer me llamaba primavera (Quito, 1973); La sortija de la lluvia (Guayaquil, 1980); Corazón acróbata (Quito, 1983); Memorias de humo (Quito, 1987); Las puertas de la hierba (Quito, 1994); Solo una vez la vida (Quito, 2000). Cuento: Los pasos amarillos (Quito, 1970). Ensayo: La lírica ecuatoriana (Guayaquil, 1973). Consta en las antologías: Lírica ecuatoriana contemporánea (Bogotá, 1979); Diez escritoras ecuatorianas y sus cuentos (Guayaquil, 1982); Poesía viva del Ecuador (Quito, 1990); Antología de narradoras ecuatorianas (Quito, 1997); Poesía erótica de mujeres: Antología del Ecuador (Quito, 2001).


MI CORAZON DETRAS DE TI

Está mi corazón desde hace tiempo
rayado por tu espuela placentera.
Y va mi corazón calladamente
debajo de tu espuela desangrándose.
¡Y quién iba a creerlo!
que yo tuviera adentro un suave fruto
que sangra por el peso de una espuela.
Y dice el diccionario que una espuela
es una espiga larga y acerada
que sirve para hincar a los caballos.
Ahora sí comprendo
por qué mi corazón se ha desbocado.

CADA UNO

Cada uno construye su casa como quiere.
La pone sobre el aire,
la siembra en la cintura de la luna
o encima de las olas.

Cada uno
la pinta de manera diferente,
la baña con el cielo
y el oro verdidulce de la tarde.
La llena de jilgueros,
de música y hortensias.
Encima del verano la edifica.
Le pone una ventana al horizonte,
una terraza al mar
y un pájaro de bronce en el tejado.

Cada uno
la salva de la furia del invierno,
le pone verjas altas,
faroles importados de Neptuno,
estufas de Chicago
y espejos fabricados en Arabia.

Cada uno la mide y la corrige.
En forma vertical la va agrandando.
Le pone un tiembre eléctrico
y un número de plata.

La cuida del mendigo que la ensucia,
del niño que le roba una gardenia,
del pobre que la mira.

Cada uno acomoda su casa a su manera,
presume y aparenta,
construye su existencia tontamente
con trapos, pergaminos y billetes,
con vigas antisísmicas
coñac y pararrayos.

Qué lástima pero ninguno
construye a su medida su refugio
con sólo la verdad de cada día
y el sol bien compartido.
Qué lástima que nadie se haga casas
a prueba de mentiras, olvido y desamor.

Yo quiero hacer mi casa a mi manera
sin puertas ni cortinas.
La quiero dulce y tibia
en medio del camino de tus brazos.


Si supieras,
si sólo una milésima,
si sólo un pedacito,
un lado de mí misma conocieras
sabrías que estoy hecha de ciruelas,
de almendras y duraznos.
Sabrías que por dentro soy de azúcar,
que sólo un dedo tuyo
y un término rosado es suficiente
para que pierda mi alma el equilibrio.
Una mirada sola,
clarísima y brillante,
un simple yo te quiero
podrían encender mi vieja lámpara
y hacer que tras la tarde
se moje de pasión alguna orquídea.
Si supieras
que sólo soy de vientos primitivos,
de aquellos que hacen fuego
y avivan las fogatas campesinas.
Si sólo una milésima,
un lado de mí misma conocieras
sabrías que estoy hecha de aceitunas,
de abejas y geranios,
sabrías que la noche es mi cuaderno
con un redondo verso que es la luna.
Sabrías que por dentro tengo cítaras,
que sólo una caricia
podría convertirme en oleaje,
en lluvia de amapolas y campanas.
Si supieras
que estoy de ti tan llena
que sólo bastaría que te acerques
para nacer de nuevo.
No sabes que soy frágil,
que sólo soy de piel ansiosa y húmeda
que sólo soy mujer,
así sencillamente,
sin rótulos ni farsas, tan sólo soy así:
aquella que te espera contra todo.

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