EL DOLOR
El dolor, en ocasiones
se vuelve tan profundo
que cuesta respirar, y sobre todo
entender porqué se sigue respirando.
Entonces, nos aferramos
a las cosas más impensables,
únicamente buscando el aire
que nos sostenga en pie.
Cuando esto ocurre,
parece lo propicio
huir hacia delante,
aunque al final
debamos retornar
a los viejos cuarteles,
a recobrar las fuerzas
y seguir avanzando.
Seguir marchando,
aunque el dolor siga ahí,
aunque nunca dé tregua.
Sofía B. (brissa)
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