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Un soplo de brisa fresca

Sombras de luz de luna

DESLIZO BLANDAMENTE

DESLIZO BLANDAMENTE

Deslizo blandamente en mi mano la pluma
mientras trato anhelante de atrapar una idea,
esa, que hace un instante sorprendió mi reposo
y me trajo hasta aquí, dónde el papel me espera.
No viene a mi la musa, y envueltas entre brumas
se encuentran las palabras que preciso escribir.
Parece roto el hilo que me ligaba a ellas
y hasta el papel en blanco, no vuela mi sentir.
Hoy, que la inspiración no quiere acompañarme,
aun aguardo, sin dar cabida al desaliento,
por si acaso en la lucha, mi palabra cautiva
pueda ganarle el pulso al maldito recuerdo.

PESADILLA

PESADILLA

Los gritos de la noche
me desvelan, arañan el sueño.
Violan mi fragilidad,
destrozan el silencio.
Suenan tan desgarrados,
que me invaden mil desasosiegos.
Unas veces me asaltan
desde algún mundo agonizante;
otras, en cambio, me ensordece su eco,
como surgido desde las entrañas
y en mis manos, los dedos
se hacen interminables,
están helados. Y me ahogan
mil oscuros miedos. La noche,
antes amiga, se ha mudado,
en cómplice del temor
que aletea amenazante,
al borde del infierno.®

TIEMPO DE SILENCIO

TIEMPO DE SILENCIO

El tiempo se desliza sobre el tiempo,
desanudando los más firmes lazos
y el silencio se pasea desnudo
e irrumpe imperioso, dominándolo todo.
Omnipresente, viste de soledad,
sustentando la fábula de la feliz desdicha.
Ahora, ahogado el último aliento,
enterrado el último despojo,
escucho todavía el grito del silencio.®

CON TEMPLANZA

CON TEMPLANZA

Con templanza, puedo contemplar
el camino recorrido a tientas.
El lento avanzar en el desierto
estéril, yermo. De evocar, sin ira,
la huida hacia delante,
perseguida sin tregua
por el fracaso, en ciega carrera,
en pos de la amargura.
Puedo al fin, ungida de fe, revivida
por un soplo de esperanza,
retornar del viaje al purgatorio,
y sonreir, ante las llagas,
que ya cicatrizan.®

NAÚFRAGOS

NAÚFRAGOS

Sombras flotan dolientes,
sobrevolando los restos del naufragio.
Nada queda. Ni sentimientos
que alimenten la supervivencia; ni recuerdos
que sirvan de bálsamo a las llagas abiertas
entre añoranzas de sueños perdidos.
Tan solo quedan corazones rotos.
Existencias para el desguace.
Almas en jirones, debatiéndose
entre olas de ira. Finalmente,
arribamos a la orilla, desde el furioso océano,
que en su resaca, nos devolvió,
envueltos en el salitre amargo
de nuestras propias lágrimas.®

REMOLINO

REMOLINO

Iré a tu encuentro.
Al viento, como abanicos,
se agitaran mis manos en saludo
y mientras su viveza sacude el aire,
se irá derramando en ondas cálidas mi júbilo.
Te irás llegando, despacio y en tanto
mis manos, impacientes, te aguardan,
mis ojos, anhelantes acortarán distancias.
Tu presencia, intensa, ha de inundarlo todo.
Tu sonrisa fluirá cual maná en mi desierto.
Me tenderás los brazos y correré hasta ellos
a reclamar mi sitio y mientras tus labios suaves
se posan en mi pelo, remolino serán mis dedos,
enredándose traviesos en tus cabellos. ®

SOLSTICIO DE VERANO

SOLSTICIO DE VERANO

Mágica noche, de meigas y trasgos.
De conjuros al calor de la hoguera.
Siete mujeres desnudas, esperan
la embestida de las nueve olas
que fecunden sus estériles vientres.
Siete estrellas brillantes, dibujan
en la noche misteriosos trazos.
Siete sirenas, cabalgando
en la espuma del mar que acaricia
blandamente la arena.
La luna, pálida, ilumina las piedras
de la vieja capilla, ara antaño
de antiguos ritos celtas.
Cielo, mar y tierra se unen,
en siete gritos arrancados a las gargantas
de los que retando a las llamas,
musitan conjuros ya olvidados.
Noche de embrujo, de misterio.
¡Mágica noche de meigas y trasgos.! ®

SOLA

SOLA

Estaba sola.
Nadie amanecía en su mirada.
Nadie acompañaba sus pasos, lentos,
errantes, por caminos oscuros,
ocultos en las sombras
de tantos fríos y grises atardeceres.
Nadie venía a arropar sus sueños,
cuando precisaba de refugio.
Nadie, a saciar su hambre
de unas manos generosas en caricias.
Y en soledad, preñada
de dones que compartir, de semillas
que sembrar en otros corazones,
a su llamada nadie acudía, y ella
se bebía su tristeza, y a su soledad
el llanto de sus ojos ofrecía. ®