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Un soplo de brisa fresca

LA OTRA ORILLA

LA OTRA ORILLA Ya he de marchar amor,
se consume mi tiempo.
¡Qué extraña calma siento!
Es como un sueño plácido.
Se desvanece la memoria,
lo mortal se va desdibujando;
rostros amigos desaparecen,
e incluso el tuyo, tan amado,
se va borrando.
Imaginé más dura la despedida.
Creí más fuertes las raíces.
Pero no siento melancolía.
Ni siquiera estoy triste.
No ignoro que tú sufres,
que te sientes perdido,
más no te aflijas
me voy vacía de penas,
desnuda de rencores.
Ya libre de dolores e inundada
por una paz desconocida.
No guardes mi recuerdo
como herida sangrante,
tampoco entierres mi memoria en el olvido.
Déjame acompañarte,
hecha aire, brisa, aroma,
hierba, rama de olivo.
Estaré por ahí,
en la lluvia que te moja,
en el sol que te alumbra.
Invisible y real. Hecha vida.
Contemplándote desde la otra orilla. ®

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