Blogia
Un soplo de brisa fresca

EL CAMINANTE

EL CAMINANTE

Inquieto y valeroso,
perdido al filo de la encrucijada,
camina por senderos sinuosos,
y se trocan sus pasos sigilosos;
mientras se tiñe de temor su mirada.
Marcha sin brújulas ni mapas:
a un lado el imponente precipicio
donde mueren olvido y abandono;
por delante, insinuante un camino
tapizado de escollos.
Entre arañazos de arbustos espinados,
detiene su marcha, cautelosa,
y su mano se tiende, cautivado
por la belleza ardiente de una rosa.
Ya no caben dudas ni recelos,
avanza decidido hacia su suerte.
¡Que es la vida, sino una marcha ineludible
que desemboca en brazos de la muerte!
Ni tiembla ni titubea;
su fe semeja forjada con acero,
y se impulsa, animoso, hacia la meta.
Contemplará la tierra prometida.
aunque quizás no halle en ella
la ambición de su ensueño.
Tal vez sucumba en el mar de la utopía.
Ojalá pudiese prometerle,
el dulce encuentro con sus anhelos,
con cada ideal ambicionado,
pero soy tan pequeña,
que solo puedo entregarle mis sueños,
brindarle mis quimeras.

0 comentarios